Descenso de la magrana |
Se
trata de la única obra en su género que ha sido representada sin
interrupción hasta la actualidad, superando incluso el impedimento,
por parte del Concilio de Trento, de representar obras teatrales en
el interior de las iglesias. Fue
el Papa Urbabo VIII
quien,
en 1632,
concedió al pueblo de Elche,
a través de una bula,
el permiso para continuar con dicha representación.
Todos
y cada uno de los personajes son representados por varones, tratando
de respetar así el origen litúrgico-medieval de la misma, que
prohibía expresamente la participación de mujeres en este tipo de
representaciones. El texto del Misteri,
a excepción de algunos versos en latín,
se encuentra íntegramente escrito en valenciano
antiguo.
La
música es una amalgama de estilos de diferentes épocas que
incluyen motivos del Medievo,
del Barroco
y
del Renacimiento. El
18 de mayo de 2001,
la Unesco
la
declaró Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la
Humanidad.
El
origen del texto
El
primer testimonio que tenemos de texto es una copia efectuada en el siglo XVII.
El manuscrito
original
se perdió, pero la copia se conserva, aunque no es fácil saber la
fecha exacta a la que perteneció.
El
texto está formado por 139 versos en la primera parte y 119 en la
segunda. Los versos en la mayoría son cortos y con una versificación
muy sencilla. Al empezar todo el texto no se canta, pero poco a poco
se va ampliando la música hasta que alcanza todo el texto. El autor
se desconoce, pero es sin duda muy antiguo. Algunos investigadores
han creído que podría ser el Infante Don Juan Manuel.
El
origen de la música
La
parte musical es de diferentes épocas. La parte más antigua podría
arrancar de la liturgia mozárabe (origen
medieval) a
ella pertenecen los cantos de María
y
del Ángel que son de origen desconocido. De otras partes más
modernas se conocen algunos autores como:
Ginés
Pérez (1548)
autor de “A
vosaltres a pregar que s’ens anem a soterrar”.
Antonio
de la Ribera(1521)
autor de “ Flor
de virginal bellesa”,
“ Aquesta
gran novetat”.
Lluis
Vich (1594)
autor de “ Ans
d’entrar en la sepultura”.
El
autor del Ternari
es
desconocido, pero por sus características debe ser también del
siglo
XVI.
LA OBRA
Acto primero: La Vespra
Tiene
lugar el día 14 de agosto, una vez terminado el solemne oficio de las I Vísperas de la Solemnidad.
Comienza con la Virgen, las dos Marías y seis ángeles
presentándose
en la puerta de la Basílica.
Suena el órgano de la iglesia. El Arcipreste
y
los Caballeros recorren la rampa que conduce al cadafal (escenario) y
la Virgen entona un canto de ayuda, dirigiéndose al cortejo que la
acompaña. Éstos, a su vez, le declaran su lealtad. Ella, entonces,
se arrodilla y muestra su intención de reunirse con su Hijo. Luego
asciende, acompañada de su séquito, hacia el cadafal,
al tiempo que va evocando, en una suerte de Vía Crucis, la Pasión de Cristo.
Una
vez arriba, se arrodilla de nuevo mientras las dos Marías y los
ángeles la acompañan de pie a su lado. La Virgen vuelve a expresar
el deseo de reunirse con su Hijo.
Descenso de la magrana
Las puertas del cielo se abren y, dentro de una esfera granate
y dorada (llamada magrana o granada), un ángel desciende para
entonar un canto en el que saluda a la Virgen, anunciándole que su
Hijo le concede su deseo.
El
ángel se aproxima a María entregándole una palma.
Ella la toma y le hace saber su deseo de verse acompañada por los
apóstoles en el momento de su nacimiento al Cielo. El ángel
asciende de nuevo al cielo garantizando el anhelo de la Virgen.
San Juan,
vestido de blanco, aparece al pie de la rampa que conduce al cadafal,
llevando en su mano el Evangelio.
Una vez arriba, María le hace saber lo inminente de su Tránsito al
Paraíso, al tiempo que le entrega la palma que le
concedió el ángel. Él la recibe y entona, más tarde, un canto de
tristeza.
Subiendo
hacia el cadafal,
el apóstol San Pedro,
portando consigo las llaves del cielo, se muestra sorprendido por los
acontecimientos. Llegado al lecho de María, la saluda entonando un
canto mientras seis apóstoles más suben por la rampa. En ese
momento, tres apóstoles
(entrando
a la iglesia por tres puertas diferentes) se saludan entre sí y
cantan sorprendidos por dicha coincidencia (escena conocida como "El
Ternari").
Más
tarde, suben al cadafal
y,
ya juntos todos los apóstoles (a excepción de Santo Tomás)
entonan una Salve
a
la Virgen.
Finalizada,
San Pedro se dirige a María y le pregunta sobre el misterio que
encierra toda esta congregación. El séquito de la Virgen se reúne
en torno a María y, ésta, entristecida, pide a sus hijos que la
entierren en el valle de Josafat.
Con
las últimas notas, la Virgen cae muerta en el lecho. Los apóstoles,
con velas encendidas, entonan un canto en el que esperan su
resurrección.
Las
puertas del cielo se abren y cinco ángeles descienden cantando a la
Madre de Dios. Una vez abajo, toman posesión del alma de María, al
tiempo que ascienden de nuevo entonando los mismos cánticos del
inicio.
El
arcipreste de Santa María y los Caballeros suben al cadafal y
besan los pies del cuerpo difunto de la Virgen. Les siguen las dos
Marías, los ángeles y los apóstoles. Luego, San Juan, coloca sobre
María la palma dorada. Concluye así el primer acto.
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