La Madre de la Hispanidad
La devoción del pueblo por
la Virgen del
Pilar se halla tan arraigada entre los españoles y desde épocas tan remotas,
que la Santa Sede
consagra la aparición de la
Virgen del Pilar como “una antigua y piadosa creencia”.
El papa Pío XII llamó a la Virgen del Pilar
“Gran Madre de la
Hispanidad ” (1) y “Reina de la Hispanidad ” (2).
El Pilar es algo nuestro,
directamente relacionado con nuestro pueblo, desde nuestros orígenes cristianos,
con sede y casa solariega en Zaragoza, con marca en nuestra historia,
con rasgos consoladores de predilección maternal y con ecos de esperanza para
el futuro de toda la
Cristiandad Hispánica.
La mejor advocación para ser proclamada Reina y Patrona de la Hispanidad es la de la Virgen del Pilar, entendiendo
por Hispanidad la gran familia de naciones de origen hispánico diseminadas por
el mundo que comparten, su lengua, su cultura, su religión, sus valores y su sangre,
mezclada con la de los aborígenes.
Reconocer
a la Virgen
del Pilar como la madre común de todas las cristiandades de la Hispanidad es reconocer
que la capilla levantada por el apóstol Santiago y sus discípulos en Zaragoza
es “la Casa Solariega ”
de todas las Iglesias de la
Hispanidad.
Nada
desmerece este hecho originario a la inmensa proliferación posterior
de nuevos títulos y advocaciones de la Virgen
María , en todas las naciones que conforman la Hispanidad.
Cada
nación tiene una o varias advocaciones marianas muy queridas y respetadas. Todos nos sentimos orgullosos de esta inmensa riqueza mariana de nuestros
pueblos.
En verdad, podemos decir, que la Virgen María , en todas sus
advocaciones, es la Madre
común que guía a tantos pueblos hermanos y acompaña a sus hijos a lo largo de
sus días.
Es
un privilegio típico y único en la cultura de los pueblos hispanos que cantan,
piropean y procesionan a su Madre celestial.
Me uno a la Ofrenda Floral de los mañicos en este día festivo y abro el corazón al abrazo fraternal con todos los pueblos hermanos.
(1)
Radiomensaje a los argentinos en el I Centenario del Apostolado de la Oración,
28/10/1945.
(2)
En la Alocución a los peregrinos asistentes a la beatificación de la madre Teresa de Jesús
Jornet e Ibars, 28/4/1958.
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