La montaña de Montserrat, levanta su extraordinaria mole en
el mismo corazón geográfico de Cataluña. Con razón, El
Consta históricamente que en el siglo IX existía en la
montaña una ermita dedicada a Santa María. Wifredo el Velloso la cedió al
monasterio de Santa María de Ripoll y un prelado de este monasterio, el abad
Oliva, siglo y medio después, estableció una pequeña comunidad monástica junto
a la ermita.