TRISTE ES LA SOLEDAD, ALEGRE LA COMPAÑÍA; LA TUYA SERÁ PERFECTA SI TE ACOMPAÑA MARÍA.

viernes, 19 de abril de 2013

56.- NTRA. SRA. DE MONTSERRAT- 27 de abril



La montaña de Montserrat, levanta su extraordinaria mole en el mismo corazón geográfico de Cataluña. Con razón, El 11 de septiembre de 1844, el Papa León XIII declaró oficialmente a la Virgen de Montserrat como patrona de las diócesis catalanas.
Consta históricamente que en el siglo IX existía en la montaña una ermita dedicada a Santa María. Wifredo el Velloso la cedió al monasterio de Santa María de Ripoll y un prelado de este monasterio, el abad Oliva, siglo y medio después, estableció una pequeña comunidad monástica junto a la ermita.  

Santa María de Montserrat es una hermosa talla románica del siglo XII, realizada en madera de álamo. Dorada y policromada, se presenta sentada, teniendo al Niño sobre sus rodillas; el rostro y las manos de las dos figuras ofrecen la particularidad de su color negro, debido, en buena parte, según opinión de los historiadores, al humo de las velas y lámparas en el transcurso de los siglos. 
La Virgen de Montserrat se cuenta entre las más señaladas vírgenes negras y recibe de los devotos el apelativo cariñoso de La Moreneta.   

La devoción a Santa María de Montserrat se extendió rápidamente por las tierras de Cataluña, alcanzó bien pronto a otros puntos de la Península y se divulgó por el centro de Europa.  
Más tarde el descubrimiento de América y el apogeo del imperio hispánico la extendieron y consolidaron en el mundo entonces conocido. No sólo se dedican a Nuestra Señora de Montserrat las primeras iglesias del Nuevo Mundo, se multiplican  los templos, monasterios e incluso poblaciones, sino que la advocación mariana de la montaña sigue también los grandes caminos de Europa. Es interminable la sucesión de personalidades señaladas por la devoción a Santa María de Montserrat. 

Los santos la visitan en su santuario: San Juan de Mata, San Pedro Nolasco, San Raimundo de Peñafort, San Vicente Ferrer, San Luis Gonzaga, San Francisco de Borja, San José de Calasanz, San Benito Labre, el Beato Diego de Cádiz, San Antonio María Claret, y San Ignacio de Loyola, convertido en capitán del espíritu a los pies de la Virgen negra.

Los monarcas y los poderosos suben también a honrarla en su montaña: después del paso de todos los reyes de la corona aragonesa, con sus dignatarios y con sus casas nobles, el emperador Carlos V visita Montserrat hasta nueve veces y Felipe II, devoto de Santa María, se complace en la conversación con sus monjes y ermitaños.

Los poetas y literatos de todos los tiempos forman también la sucesión de devotos de Santa María de Montserrat: Alfonso el Sabio la dedica varias cantigas, Ayala, Cervantes, Lope de Vega, Goethe, Schiller, Mistral, con los escritores catalanes en su totalidad, cantan las glorias de la Moreneta, de su santuario y de su montaña.
Familias distinguidas y humildes devotos se honran en ofrecer sus donativos a la Virgen, para sostener la tradicional magnificencia de su culto, atendido desde los orígenes por los monjes benedictinos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario