He escogido siete frases de los Evangelios que dan, en su conjunto, una visión bastante exacta del interior de la Santísima Virgen. A cada frase he añadido un pequeño comentario.
1ª.-
¿Cómo será esto, pues no conozco varón? (Lc 1,34)
Es
la pregunta que hace María al ángel que le anuncia que va a ser
madre. Ella no lo entiende, porque no conoce varón, es decir, no ha
tenido ni piensa tener relaciones íntimas con un hombre. ¿Cómo
podrá ser madre?
Los
caminos y los misterios de Dios, con frecuencia. nos parecen
imposibles. María queda tranquilizada en virtud de la fe, no porque
entienda la respuesta del ángel: La virtud del altísimo te cubrirá
con su sombra. Muchas veces, lo impenetrable a la ciencia lo descubre
la fe.
2ª.-
He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra. (Lc
1, 38)
La
humildad y la disponibilidad de María a secundar los planes de Dios
se ponen de manifiesto. Yo soy la esclava. No discuto lo que no
entiendo. Me fío del Señor. Hágase en mí según tu palabra.
En
nuestra vida de cristianos, cuántas veces nos revelamos y nos
ensoberbecemos porque queremos entender, queremos comprobar, como
Santo Tomás. Sin embargo, el que pretende entender y comprobar no
busca profundizar o arraigar su fe sino adquirir la certeza de la
ciencia. La ciencia humana no siempre posee la verdad, la fe sí,
porque radica en la verdad de Dios.
Si nos fiamos de Dios, tendremos la certeza de su verdad.
Si nos fiamos de Dios, tendremos la certeza de su verdad.
3ª.-
Entró María en casa de Zacarías y saludó a Isabel. (Lc 1,40)
De
algunas personas se suele decir que “son la alegría de la casa”
porque cuando están todo es alegría, todo es felicidad. Algo
parecido debió ser María, por lo que cuenta San Lucas: ”En
cuanto oyó Isabel el saludo de María, el niño saltó en su seno e
Isabel se llenó del Espíritu Santo” (Lc 1, 41) La presencia
de María llenó de júbilo a su prima Isabel quien recibió, a
través de María, el mejor de los regalos para su futuro hijo, Juan
el Bautista, Isabel quedó llena del Espíritu Santo y su hijo fue
santificado con ella. La devoción a María es el mejor camino para
recibir al Espíritu. Ella es el puente seguro con su Hijo y con el Espíritu Santo.
4ª.-
Mi alma engrandece al Señor. (Lc 1,46)
María
ha dado un paso más en la comprensión de lo que en ella ha hecho el
Señor. Su espíritu salta de gozo por las maravillas que el Altísimo
ha obrado en ella. Su seno se ha convertido en la mansión de Dios,
su carne ha servido para dar la vida humana al Hijo del Altísimo..
María
está poseída por unos sentimientos que la conmueven y le lanzan a
cantar las grandezas de Dios. Ella, la pequeña, la humilde doncella,
la que quería pasar desapercibida, ha atraído la mirada del Dios
Omnipotente. Dios derriba de su trono a los potentados y ensalza a
los humildes.
Dese nuestra humildad, cantamos las alabanzas al Señor.
Dese nuestra humildad, cantamos las alabanzas al Señor.
5ª.-
Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? (Lc 2, 48)
No
es un reproche. María sigue siendo y portándose como una esclava al
servicio de su Señor. Nada de lo que haga su hijo está mal hecho.
Pero es Madre, y no comprende, no sabe por qué se ha quedado en el
templo, mientras ella y José volvían a Nazaret.
María
no comprende, pero se fía. María vive de la fe en Dios, de la
confianza en su hijo. María guarda estos sentimientos en su corazón.
No
siempre comprendemos los caminos de Dios, pero siempre debemos
fiarnos de su amor.
6ª.-
No tienen vino. (Jn 2, 3)
María
como mujer y como madre está pendiente de todos los detalles. Nada
se le escapa, nada queda fuera de su ámbito de protección. Los
novios se han quedado sin vino a la mitad de los festejos.¡Vaya
despiste!
María sufre anticipadamente la vergüenza que van a pasar
los novios ante todos los invitados y pone de su parte todo lo que
tiene para poner remedio: Habla con su Hijo. La hora de que el hijo
se presente en sociedad como Hijo de Dios no ha llegado todavía;
pero María, como madre, insiste y ve en la mirada la complicidad del
hijo. La petición de la madre es escuchada por el corazón del hijo.
Ante cualquier adversidad, María intervendrá en nuestro favor.
Ante cualquier adversidad, María intervendrá en nuestro favor.
7ª.-
Haced lo que Él os diga. (Jn 2,5)
Nadie
se ha dado cuenta de lo sucedido, sigue la alegría de la fiesta. Los
invitados a la boda beben, cantan y bailan. María, como quien no
hace la cosa, medio a escondidas, llama a los servidores y,
dirigiéndose a Jesús, les dice: Haced lo que Él os diga. Llenas
las tinajas de agua, al sacarla resultó ser el mejor vino de toda la
fiesta. María nos da a todos el mejor consejo: Haced lo que Él os diga.
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