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jueves, 3 de noviembre de 2016

106 .- NTRA. SRA. DE KAZÁN

4 DE NOVIEMBRE
  
El icono de Nuestra Señora de Kazán
Es de estilo greco-bizantino, pintado probablemente en Constantinopla en el siglo XIII.
El pueblo ruso considera a Ntra. Sra. de Kazán su reliquia más sagrada, su Madre y Protectora.
Aunque hay diversas versiones sobre el origen del icono, es total la coincidencia en la rapidez con que se difundió la devoción en el país y su conexión con el destino de Rusia. Es la Patrona de millones de hogares rusos y el símbolo de la Victoria y la Libertad.
Según el ejército ruso, el icono ayudó a repeler la invasión polaca de 1612, la sueca de 1709 y la de Napoleón en 1812.
Existen varias copias del icono que son veneradas en las Iglesias Ortodoxa y Católica.

LAS DOS CATEDRALES

La catedral de Kazán en la ciudad de San Petersburgo: Es una obra maestra de la arquitectura rusa del XIX. Fue construida en el lugar de la antigua iglesia de piedra para guardar el icono de Nuestra Señora de Kazán. Los contemporáneos la percibieron como un memorial a las victorias rusas sobre Napoleón. Fue confiscada a la Iglesia Ortodoxa Rusa tras la Revolución Bolchevique de 1917 y en 1932 fue convertida en “Museo de la Historia de las Religiones y del Ateísmo”.
El 4 de noviembre de 1990, fiesta de Nuestra Señora de Kazán, se celebró la liturgia ortodoxa en el templo, después de 73 años de haber sido confiscado.

La catedral de Kazán en la ciudad de Moscú: 
Tras la victoria contra los polacos en 1612, se ordenó la construcción de un santuario dedicado a Ntra. Sra.de Kazán. Este santuario fue destruido por un incendio y el Zar ordenó construirlo de ladrillo, fue consagrado en 1636. Está situado junto al Museo Nacional en la Plaza Roja.
En 1936 José Stalin ordenó que se limpiase de iglesias la Plaza Roja y se adecuase para los desfiles militares; la catedral fue demolida.
Fue restaurada en los años 1990-1993, según las fotografías tomadas antes de 1936. Resultan muy atractivos los colores de la fachada, los arcos, las cúpulas y el campanario. En el interior destaca la impresionante acústica, en un ambiente pequeño, íntimo y espiritual.

Historia
En 1552, el ejército del Zar Iván el Terrible asaltó la ciudad de Kazán, capital del Reino Tártaro y, en acción der gracias, mandó construir una basílica en honor de la Madre de Dios.
En 1579, un incendio asoló gran parte de la ciudad y, en medio de la desgracia, la Virgen se apareció a una niña de nueve años y le ordenó recuperar un icono sagrado oculto entre las cenizas. Así lo hizo la niña y lo encontró el día 8 de julio de 1579, en el lugar donde había sido enterrado por miedo a la persecución de los tártaros del siglo XIII.

Un icono viajero
Al principio, el icono fue colocado en la basílica de Kazán donde fue objeto de gran devoción por parte del pueblo, que le atribuía muchos milagros y favores.
En 1612 el icono original fue llevado a Moscú, dejando una copia en Kazán.
En 1790, el Zar Pedro el Grande, vencedor en la batalla de Poltava contra Carlos XII de Suecia, la invocó como “protectora y estandarte” y el icono fue entronizado en la Catedral de Moscú.
Posteriormente en la ciudad de San Petersburgo se construyó un santuario a Nuestra Señora de Kazán y se traslado allí el icono.
Durante la revuelta comunista de 1917 el icono fue enviado a Moscú por el gobierno bolchevique, pero desapareció y no se supo más de él hasta que apareció en una subasta en Polonia pasada la Primera Guerra Mundial. 
Lo compró un inglés que, atosigado por los impuestos, lo sacó de nuevo a subasta siendo comprado, en 1970, por el Ejército Azul de Nuestra Señora, organización católica estadounidense, que lo llevó a Fátima (Portugal) y lo expuso a la veneración de los fieles en la capilla bizantina del hotel Domus pacis, justo detrás del santuario de la Virgen de Fátima, allí permaneció hasta 1993, año en que fue entregado al Papa Juan Pablo II, quien lo depositó en los apartamentos papales.

El 25 de agosto del año 2004 Juan Pablo II entregó el icono a una delegación vaticana para que lo entregase, en Moscú, al Patriarca ortodoxo ruso Alexis II como signo de unidad entre el Oriente Ortodoxo y el Occidente Católico.

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