Nuestra
Señora de Suyapa es, posiblemente, la imagen más pequeña entre las
muchas que representan a la Virgen María. Es de madera de cedro y
sólo mide seis centímetros y medio de alta.
El
hallazgo de la imagen
Suyapa
es un lugar propio de agricultores y ganaderos, a unos ocho
kilómetros al sudeste de Tegucigalpa, la capital de Honduras.
Se
cuenta que una tarde del mes de febrero de 1747, el labrador
Alejandro Colindres y un niño de ocho años llamado Lorenzo Martínez
caminaban por el sendero del monte de pinos que conduce a Suyapa.
Estaban muy cansados tras la larga jornada cosechando maíz, el sol
enviaba sus últimos rayos y, a punto de anochecer, decidieron pasar
la noche en el monte.
Alejandro,
echado en el suelo, notó que algo se le estaba clavando en el
costado. Descubrió que se trataba de una imagen muy pequeña de la
Virgen de la Concepción con la tez morena y las manos juntas sobre
el pecho. Alejandro la guardó en su morral y se tumbó de nuevo para
dormir.
En
el hogar de Alejandro Colindres
Despertaron
al rayar el alba, emprendieron el camino hacia Suyapa, acompañados
por los distantes toques de las campanas de Tegucigalpa y llegaron a
su casa.
Alejandro
saludó a su madre, que se llamaba Ana Caraballo, y le contó las
peripecias del camino y le entregó la pequeña imagen. La familia,
compuesta por la madre, Alejandro y su hermana María (1),
era de profundos sentimientos religiosos y todos se llenaron de
alegría. La madre colocó la pequeña imagen sobre una mesa adornada
con un jarrón de flores, que cambiaba todos los días.
Más
tarde, acondicionaron una habitación para que sirviera de capilla y
la imagencita pasó a ser el miembro principal de la casa. Durante
veinte años en la habitación-capilla la Virgen María recibió el
culto, el cariño y la devoción no sólo de la familia sino también
de los habitantes de Suyapa de los que se convirtió en su alegría y
paño de lágrimas. Cuando alguien enfermaba solían llevar la imagen
a la casa del enfermo para que la Virgen lo visitara.
La
virgen visita a Don José de Zelaya
Sucedió
en 1768. Don José de Zelaya era un militar propietario de la
hacienda “El Trapiche” que padecía de cálculos renales.
Enterada María Colindres del sufrimiento del militar le envió un
“recaudo de que tenia yo una Ymagen de Nuestra Señora...
inmediatamente mandó un mozo el que la yebo”.
Don
José la recibió muy fervoroso, le pidió su curación y le prometió
que le construiría una capilla en su honor. A los tres días Don
José arrojó tres piedras, que eran las causantes de su sufrimiento.
El
28 de noviembre de 1777, el Sr. Zelaya recibía el permiso
eclesiástico para construir la capilla y para celebrar en ella la
Santa Misa.
A
lo largo del tiempo, para hacer frente al aumento constante de
peregrinos y visitantes, la capilla ha tenido varias remodelaciones y
acondicionamientos.
La
Virgen de Suyapa es el símbolo de la fe de los católicos hondureños
y de los muchos de otros países que viajan a Tegucigalpa
para venerar (2) a
la Madre, representada en esta advocación de Nuestra Señora de
Suyapa.
Patrona
de Honduras
En
1925, el papa Pío XI la declaró Patrona de Honduras con el título
de Nuestra Señora de Suyapa y fijó su fiesta el día 3 de febrero.
La
Basílica
En
la década de 1950, cercana a la capilla, fue construida la Basílica
de Nuestra Señora de Suyapa, que fue terminada el año 1969; el
mismo en que fue nombrada Capitana de las Fuerzas Armadas de
Honduras.
Está
pintada de blanco en su totalidad, tiene la forma de una cruz latina,
con 93 m. de largo, 43 de alto en las torres y 46 en la cúpula y
13,5 de ancho en la nave central. Por sus dimensiones es el templo
más grande de Centroamérica, con capacidad para 10.000 personas.
Fue visitada por San Juan Pablo II el 8 de marzo 1983.
La
región es una tierra de gente sencilla, y la Basílica de Ntra. Sra.
de Suyapa está construida en una de los barrios más humildes.
(1) María
Colindres tenía 12 años cuando, en 1747, su hermano Alejandro
encontró la imagen; en 1796 cuando tenía 61 años, hizo esta
declaración: “fue la hayada de la Virgen dia sauado en la noche
hauiendose quedado ha dormir en el campo en compañía de Lorenzo
Martínez cuyos milagros no se hauian puesto en reparo que
necesitaban por que no se les hauia de dar credito por ser motibo de
haverseles aparecido a los Pobres hasta que se berifico el milagro de
don Josef de Zelaya … hauiendole yo mandado recaudo de que tenia yo
una Ymagen de Nuestra Señora ha Don Josef de Zalaya inmediata mente
mando un mozo el que la yebo y luego de haver yegado inmediata mente
le hizo el milagro de haver hechado tres piedras por la parte mas
delicada como el miembro---”.
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