TRISTE ES LA SOLEDAD, ALEGRE LA COMPAÑÍA; LA TUYA SERÁ PERFECTA SI TE ACOMPAÑA MARÍA.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

4.- MARÍA EN EL ANGLICANISMO Y EN LA IGLESIA ORTODOXA


A) MARÍA EN EL ANGLICANISMO

PREÁMBULO: Al hablar de anglicanismo hay que tener en cuenta que por la falta de una única autoridad doctrinal y por el respeto a la libertad de interpretación de cada anglicano, existe gran dificultad para reconocer lo que tienen de común las diversas Iglesias.


En el anglicanismo se distinguen la Iglesia Alta (High Church), la Iglesia Media (Broad Church) y la Iglesia Baja (Law Church).

La Iglesia Alta
Se aproxima mucho a la doctrina y al culto católico a María. Admite casi toda la doctrina, pero no la considera necesaria para la salvación, excepto la maternidad divina.
El obispo anglicano Brandreth resume así las verdades marianas admitidas por el anglicanismo:

a).- La Teología mariana de las Padres y de los concilios anteriores al cisma (siglo XVI).

b).- María, Madre de Dios, virgen, exenta de pecado actual.

c).- María ocupa un lugar especial, señalado por Dios, en la economía de la salvación.

d).- En el anglicanismo se celebran la Concepción y la Asunción de María.

La Iglesia Media
Teme que el dogmatismo católico trasforme el culto a María en adoración. Por su tolerancia, deja el tema de la devoción mariana a la vida privada de cada uno.

La Iglesia Baja
Es de tendencia antirromana. Rechaza puntos esenciales de la doctrina mariana católica. Para ellos, María es una mujer favorecida particularmente por la gracia de Dios, pero con escasa importancia en la economía de la fe.

Opiniones de algunos teólogos anglicanos modernos sobre la maternidad espiritual de María.

Mascall, profesor de Teología Histórica en Londres, afirma que por el bautismo los cristianos nos unimos a Cristo, formando el Cuerpo Místico, y en Cristo nos unimos a su Madre; por eso, María es Madre de la Iglesia y Madre nuestra.

Moormann, obispo anglicano, reconoce a María Madre de la Iglesia, en virtud de la teología del Cuerpo Místico y de las palabras de Jesús en la cruz. El sí de María, en la anunciación, tiene un gran valor para que se cumpla el plan de Dios. El título de “corredentora” le parece un poco fuerte.

John Mc Quarrie, profesor del seminario de la Unión Teológica de Nueva York, dice que el título de Madre de la Iglesia es el que mejor indica la situación de María en el Nuevo Testamento, pues da una interpretación del puesto de María en la que pueden coincidir católicos, anglicanos y protestantes.
La base escriturística de este título, donde María aparece como tipo de la Iglesia doliente unida a Cristo, es Jn 19, 25-27: “Estaban junto a la cruz de Jesús su Madre y la hermana de su Madre, María la de Cleofás y María Magdalena. Jesús, viendo a su Madre y al discípulo a quien amaba, que estaba allí, dijo a su Madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo. Luego dijo al discípulo: He ahí a tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa”.
Hoy existe cierta piedad mariana entre los anglicanos. No es raro que haya una capilla dedicada a María en sus iglesias. De las 89 familias religiosas, 11 están consagradas a María.

B) MARÍA EN LA IGLESIA ORTODOXA.

PREÁMBULO: La doctrina mariana de la iglesia ortodoxa es muy similar a la de la Iglesia Católica en cuanto a su contenido, no así en cuanto a la dogmatización de las verdades marianas realizada con posterioridad a la ruptura. María ocupa, asimismo, un puesto muy importante en su liturgia y en el culto personal y familiar como lo atestiguan la infinidad de iconos de María diseminados por toda la geografía ortodoxa.

Opiniones de algunos teólogos ortodoxos:
El teólogo Bulgakov, fallecido en 1944, afirmó en una reunión con teólogos protestantes: “No hay Iglesia cristiana que tenga una impronta tan mariana como la ortodoxa”. También señaló la gran proximidad entre la veneración de los ortodoxos a la Theotokos (La Madre de Dios) y la que profesan los católicos.

Kniazeff, teólogo ortodoxo de San Sergio de París, reconoce en la mariología ortodoxa lo que llama “la omnipresencia de María”. En la liturgia ocupa un puesto muy importante: cinco fiestas de primer orden, himnos, mención en la celebración eucarística diaria y en las vísperas. Se le dedica el mes de agosto. Multitud de pueblos y comarcas celebran fiestas marianas, muchos la tienen como patrona. La mayoría de los iconos representan a María y es costumbre regalarlos.

Stawvrowsky, otro teólogo de San Sergio, , señala como dogmas de la Iglesia ortodoxa la Theotokos, la siempre virgen, y María intermediaria del género humano ante su Hijo.
Admite la santidad sin igual de María, su elevada dignidad por encima de todas las criaturas, incluidos los ángeles, su participación en la obra de la redención de Cristo, tanto en la anunciación como en el calvario, su maternidad espiritual y su intercesión especialísima ante su hijo a favor de todos los hombres.

Postura ortodoxa ante los dogmas marianos recientes
Los ortodoxos no admiten la infalibilidad personal del Papa. Para ellos, el Magisterio infalible reside únicamente en los concilios ecuménicos y sólo consideran como tales los celebrados antes del cisma del año 1054. En lógica consecuencia, no admiten el dogma de la Asunción de María (1) ni el de la Inmaculada Concepción (2).
Los ortodoxos rechazan el carácter dogmático, porque no ha sido definido por un concilio ecuménico. No rechazan la verdad mariana de la asunción, que ellos reciben de la Tradición y que, curiosamente, pasa de su Iglesia a la de occidente.

El catecismo de Pedro Moghila dice así: “Según la doctrina de San Juan Crisóstomo, todos los santos resucitarán el último día, a excepción de la Virgen Santísima que ya ha sido elevada al cielo”.
Según Stawvrowsky, la doctrina católica no ha innovado nada, pues esta doctrina ya estaba en los Padres y grandes teólogos orientales. Los orígenes de esta fiesta se remontan al siglo VI y la celebran el 9 de diciembre. Defiende la Inmaculada Concepción como una verdad de fe, confirmada por la Tradición y por la Escritura, que llama a María “la llena de gracia”.
Censura como poco feliz la formulación católica del dogma porque contiene una santificación negativa, basada en la exención de pecado; mientras que los Padres orientales hablan de la santificación positiva. Si, para Occidente, María es concebida sin mancha de pecado original, para el Oriente, María es la concebida toda santa, la mujer nueva, la tierra virgen.
No cabe duda de que la formulación positiva es mucho más rica en contenido que la negativa y más conforme con “la llena de gracia”.

(1) El 1 de noviembre de 1950, Pío XII proclamó el dogma de la Asunción de María a los cielos.

(2) En 1854, Pío IX proclamó el dogma de la Inmaculada Concepción de María.

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