El papel de María en la tradición cristiana queda esbozado en la Sagrada Escritura.
En los primeros años, tras la muerte y resurrección de Jesús, los apóstoles centraron su predicación en el ministerio de Jesús, desde el bautismo hasta su muerte y resurrección (Hch 10,37ss), porque lo más urgente era dar testimonio de la vida, muerte y resurrección del Señor. Más tarde se incluye a María en la predicación de los Apóstoles con relatos de la anunciación, el nacimiento y la infancia de Jesús.
María en el evangelio de San Mateo
Fue escrito en la década del 50 al 60, en arameo, y posteriormente traducido al griego, que es el utilizado por la Iglesia, ya que se perdió el original.
Fue escrito en la década del 50 al 60, en arameo, y posteriormente traducido al griego, que es el utilizado por la Iglesia, ya que se perdió el original.
San Mateo centra el relato no en María sino en José; a través de él da la genealogía de Jesús, haciéndole descendiente del rey David, (1,1-16).
José recibe los mensajes del ángel, para que no repudie a María (1,20s), para que huya a Egipto (2,13) y para que vuelva a Galilea (2,20.22).
Antes de la huída a Egipto y la matanza de los inocentes, Mateo narra la adoración de los Magos (2,1-12), la vuelta a Nazaret (19-21) y habla de los parientes de Jesús (12, 46-50)
José recibe los mensajes del ángel, para que no repudie a María (1,20s), para que huya a Egipto (2,13) y para que vuelva a Galilea (2,20.22).
Antes de la huída a Egipto y la matanza de los inocentes, Mateo narra la adoración de los Magos (2,1-12), la vuelta a Nazaret (19-21) y habla de los parientes de Jesús (12, 46-50)
Maria en el evangelio de San Marcos
Fue escrito en griego sobre la década del 60 al 70, parece ser que a instancias de los fieles de Roma. Es una síntesis de la predicación de San Pedro. Sólo habla de María dos veces, en las dos escenas sobre los parientes de Jesús (3,31-35 y 6,3)
Fue escrito en griego sobre la década del 60 al 70, parece ser que a instancias de los fieles de Roma. Es una síntesis de la predicación de San Pedro. Sólo habla de María dos veces, en las dos escenas sobre los parientes de Jesús (3,31-35 y 6,3)
María en el evangelio de San Lucas
Fue escrito alrededor del año 60, en griego y fue destinado a los cristianos procedentes de la gentilidad. Lucas, médico de profesión, es el compañero inseparable de San Pablo en sus viajes apostólicos. Es el que nos trasmite más detalles de la infancia de Jesús y, por tanto, de María su madre. Dice San Ireneo: “Lucas, compañero de Pablo, escribió en un libro lo que éste predicaba”.
Fue escrito alrededor del año 60, en griego y fue destinado a los cristianos procedentes de la gentilidad. Lucas, médico de profesión, es el compañero inseparable de San Pablo en sus viajes apostólicos. Es el que nos trasmite más detalles de la infancia de Jesús y, por tanto, de María su madre. Dice San Ireneo: “Lucas, compañero de Pablo, escribió en un libro lo que éste predicaba”.
María en el evangelio de San Juan
Fue escrito en griego, en la última década del siglo I, por el apóstol San Juan, hermano de Santiago el Mayor e hijos de Zebedeo y María Salomé.
Fue escrito en griego, en la última década del siglo I, por el apóstol San Juan, hermano de Santiago el Mayor e hijos de Zebedeo y María Salomé.
San Ireneo, un discípulo de San Policarpo, quien fue discípulo de San Juan, dice: “Juan, el discípulo del Señor, el que descansó en el pecho del Señor, dio su evangelio cuando moraba en Éfeso”.
San Juan encuadra la vida de Jesús entre dos escenas junto a María: las bodas de Caná (2,1-12) y la muerte de Jesús junto a su madre (19,25s).
LOS EVANGELIOS DE LA INFANCIA
Se conocen con el nombre de Evangelios de la infancia los dos primeros capítulos de los evangelios de San Mateo y de San Lucas porque presentan características especiales que los diferencian de los restantes capítulos que narran la vida pública de Jesús.
Abundan en ellos las apariciones de ángeles: a José, a Zacarías, a María y a los pastores; las inspiraciones carismáticas en Isabel, en Simeón, en Ana, y en la virgen María; los cantos proféticos: de Zacarías, Isabel, María y Simeón.
Abundan en ellos las apariciones de ángeles: a José, a Zacarías, a María y a los pastores; las inspiraciones carismáticas en Isabel, en Simeón, en Ana, y en la virgen María; los cantos proféticos: de Zacarías, Isabel, María y Simeón.
Contenido histórico de los evangelios de la infancia.
Lucas y Mateo, en los evangelios de la infancia, ¿son historiadores que trasmiten unos acontecimientos reales, o son teólogos que comunican una verdad de fe?
Dice San Lucas, en el prólogo de su evangelio: “Puesto que muchos han intentado componer un relato de los acontecimientos cumplidos entre nosotros, según nos han transmitido los que, desde el principio, fueron testigos oculares, convertidos después en ministros de la palabra, me ha parecido también a mi, después de informarme exactamente de todo, desde los orígenes, escribirte ordenadamente, óptimo Teófilo, para que conozcas la firmeza de las enseñanzas que tú has recibido de viva voz”.
¿Quiénes son estos “testigos oculares y ministros de la palabra?
Ante todo, los Apóstoles, pero también otros con los que convivió San Lucas y de los cuales se informó cuidadosamente.
El contenido histórico es insoslayable y está garantizado por la confesión de San Lucas, por el conocimiento de las costumbres de la época, por la exacta descripción toponímica y por la concordancia con la historia civil.
Las fuentes de Lucas son probablemente los recuerdos de María (2,51) y de los discípulos de Juan el Bautista (1,65). Lucas insiste en que sus enseñanzas le han sido trasmitidas por testigos oculares, (1,1-4).
Teología e historia no se contraponen sino que mutuamente se complementan.
Mateo y Lucas hacen teología al mismo tiempo que describen unos hechos reales. Ninguno pretende contarlo todo; ambos describen una historia y seleccionan los hechos más pertinentes a su finalidad.
Mateo y Lucas hacen teología al mismo tiempo que describen unos hechos reales. Ninguno pretende contarlo todo; ambos describen una historia y seleccionan los hechos más pertinentes a su finalidad.
Además, todos los autores del Nuevo Testamento interpretan los hechos que anuncian desde las profecías del Antiguo Testamento.
Para explicar teológicamente la historia de Jesús recurren a citas del antiguo Testamento, explícitas, unas veces, e implícitas, otras.
Para explicar teológicamente la historia de Jesús recurren a citas del antiguo Testamento, explícitas, unas veces, e implícitas, otras.
Cronología de los evangelios de la infancia.
Seguiremos la cronología de San Lucas, por ser la más detallada, e intercalaremos los datos de San Mateo.
Anuncio de la concepción de Juan el Bautista (1,5). Es el paso previo como la prueba del poder de Dios dada por el ángel a María (1,36-37).
La anunciación de Jesús y su encarnación (1,26-38).
Visita de María a su prima Isabel (1,39-56).
María va desde Nazaret a “una ciudad de Judá”, hoy Ain Karin, que está a pocos kilómetros de Jerusalén. Allí se produce la alabanza de Isabel: “Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre”. María contesta con el canto del Magníficat.
Nacimiento de Juan el Bautista, hijo de Zacarías e Isabel, (1,57-80).
Nacimiento de Jesús (2,1-7).
Anuncio y adoración de los pastores (2,8-20).
Circuncisión de Jesús (2,21). Es el signo de su pertenencia al pueblo judío. “A los ocho días de nacido, todo varón será circuncidado” (Gen 17,12).
Presentación de Jesús en el templo y purificación de María (2, 22ss)
San Lucas no menciona la adoración de los Magos (Mt 2,1-12) que, sin duda, tuvo lugar en estos días, como tampoco menciona la huída a Egipto y la matanza de los inocentes (Mt 2, 13-18), acaecidos después de la presentación en el templo.
Vuelta a Nazaret.”Cumplidas todas las cosas, según la Ley del Señor, se volvieron a Galilea, a la ciudad de Nazaret” (Lc 2, 39).
El niño Jesús en el templo (2,40s). “Tres veces al año celebrarás fiesta solemne en su honor. Tres veces al año comparecerá todo varón ante el Señor Yavé,(Ex 12,14-17).
Eran las tres grandes fiestas de Pascua, Pentecostés y Tabernáculos. Los que vivían lejos de Jerusalén viajaban sólo una vez al año y aun una cada varios años. Los niños hacían el viaje cuando ya se lo permitían sus fuerzas. Jesús subió por primera vez a la edad de doce años.
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