TRISTE ES LA SOLEDAD, ALEGRE LA COMPAÑÍA; LA TUYA SERÁ PERFECTA SI TE ACOMPAÑA MARÍA.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

8.- MARÍA EN MARCOS 3,20-22 Y 31-35


Texto 1º: “Llegados a casa, se volvió a juntar la muchedumbre, tanta que no podían ni comer. Oyendo esto sus parientes se decían: Está fuera de sí”.(Mc 3, 20.22)
Texto 2º: “Vinieron su madre y sus hermanos y desde fuera le mandaron llamar. Estaba la muchedumbre sentada en torno de El y le dijeron: Ahí fuera están tu madre y tus hermanos, que te buscan. Él les respondió: ¿Quién es mi madre y mis hermanos? Y echando una mirada sobre los que estaban sentados en derredor suyo, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. Quien hiciere la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre”.(Mc3, 31-35)

Algunos califican estos textos de “antimariológicos” porque, según ellos, revelan la oposición existente entre María y Jesús. Unas puntualizaciones nos ayudarán a comprenderlos e interpretarlos mejor.

Comentario al texto 1º:
En el original griego de Marcos 3, 20-22 hay tres expresiones que admiten significados muy distintos y que repercuten en la interpretación del texto.
La expresión oi par autou que se puede traducir por los parientes, o por los que estaban en torno a él; el sentido cambia profundamente porque los que estaban en torno a Jesús eran los apóstoles, cuya elección se narra en el párrafo anterior (Mc 3,13-19) y que van a casa con El.
El verbo elegon, cuyo sujeto puede ser la expresión oi par autou, en cuyo caso hay que traducir por se decían; o puede ser considerado como un verbo impersonal y traducirlo por se decía.
El verbo exeste, que puede significar está loco o también está fuera de sí por el entusiasmo.
Marcos usa ese mismo verbo otras tres veces, en 2,15; 5,42 y 6,51; en las tres indica el asombro y el entusiasmo de los espectadores ante un hecho sorprendente: la curación del paralítico, la resurrección de la hija de Jairo y el caminar de Jesús sobre las aguas.
Este mismo verbo aparece ocho veces en los Hechos, tres en San Juan, una en San Mateo y otra en San Pablo. En ninguna de ellas significa locura en sentido estricto, sino estar fuertemente sorprendido por un hecho maravilloso. 
En consecuencia, la traducción más correcta parece ser: “Oyendo esto los que estaban en torno a Él, se decían (unos a otros):Está fuera de sí de tanto entusiasmo”.

Comentario al texto 2º:
 Mc 3,31-35 y sus paralelos de Mt 12, 46-50 y Lc 8,19-21, no ofrecen dificultad de interpretación salvo lo de hermanos de Jesús, que lo aclararemos en el artículo número 28.

Interpretación negativa.
Antes de que la Iglesia tuviera plena conciencia de la total santidad de María, algunos autores eclesiásticos vieron aquí algunos defectos de María.
Algunos críticos liberales interpretan negativamente los dos textos. Niegan todo valor histórico a los evangelios de la infancia, unen las dos escenas en una sola y formulan la siguiente interpretación: “Los parientes de Jesús, entre los que estaba su madre, como lo atestigua el versículo 31, vinieron a llevarlo consigo porque le tenían por loco”; y hacen el siguiente bosquejo de la familia del Señor: “Jesús nace en Nazaret del matrimonio de María y José y tiene varios hermanos y hermanas. Durante la vida pública vive enemistado con su familia, como expresamente lo anota Juan (7, 2-5). Toda su familia, incluída su madre, rechaza su doctrina y lo tiene por un mentecato. En correspondencia, Jesús rechaza a su familia carnal y funda una nueva familia espiritual.
Marcos ha recogido esta situación hostil, que lleva a sus hermanos a querer encerrarle en casa al comienzo de su predicación. Cuando muere Jesús, su madre y algunos de sus familiares se unen al colegio apostólico. Esto explica su presencia en Jerusalén, después de la Ascensión”.

Interpretación positiva:
No se puede admitir que los evangelios de la infancia no tengan valor histórico alguno; al contrario la crítica más exigente proporciona las razones para afirmar su historicidad.
No es evidente que la expresión oi par autou se refiera a “los parientes” de Jesús, puesto que admite el significado de “los que estaban en torno a Él”, es decir, los Apóstoles.
Tampoco se pueden englobar las dos escenas en una. Se trata de dos completamente distintas; la primera se produce dentro de una casa y con gran agitación,“llegados a casa, se juntó la muchedumbre, tanta que no podían ni comer”; la segunda, en el campo, en un ambiente de paz y serenidad, “la muchedumbre estaba sentada en torno a Jesús”.
Jesús aprovecha la ocasión de la presencia de su familia natural para hablar de la familia espiritual, la que nace de la fe. Alabar la fe de la familia espiritual no es negar la fe de María.
Ninguna de las dos escenas, consideradas en sí mismas, permite sacar la conclusión de una falta de fe en María, ni de una oposición a Jesús.
En el contexto general de los evangelios, María no comprende del todo el significado de lo que está viviendo, también a ella se le revela paso a paso. “María guardaba todo esto y lo meditaba en su corazón” (Lc 2,19), “bajó con ellos y vino a Nazaret, y les estaba sujeto, y su madre conservaba todo esto en su corazón” (Lc 2,51).

Conclusión: En el Reino que predica Jesús tiene más importancia la actitud de docilidad práctica a la voluntad de Dios que el parentesco carnal; María está vinculada a Jesús con lazos más fuertes por cumplir la voluntad del Padre que por ser su madre. Según la expresión patrística, María engendró a Jesús prius mente quam ventre (antes en la mente que en el vientre); es decir, María llegó a la maternidad biológica porque creyó lo anunciado por el ángel y después pronunció el sí.
Lectura:
El versículo 35 nos dice quiénes forman la familia de Jesús; familia, que a falta de otra palabra mejor, llamaremos “escatológica”, es decir, la que existe merced a que Jesús proclama el Reino.
Forman esa familia escatológica (hermano, hermana, madre) cuantos hacen la voluntad de Dios. El requisito para pertenecer a esa familia lo destaca el contexto en los vv. 31-44: en cuanto constituída por el cumplimiento de la voluntad de Dios. 
La familia escatológica no coincide con la biológica, física o natural (madre, hermano) que constituye el parentesco humano. ¿Es muy vivo el contraste? ¿Qué nos dice el texto 3, 31-35, por sí mismo, sobre la actitud de Jesús hacia su familia biológica? Esa familia física está fuera y pregunta por Él; la familia escatológica está dentro y se sienta a su alrededor. ¿Significa esto que Jesús ha rechazado a su familia física, o la ha cambiado por su familia escatológica? Lo que parece significar es que la familia física carece de verdadera importancia en la nueva escala de valores que establece la proclamación del Reino; la familia que verdaderamente importa a Jesús es la escatológica.
La intención del pasaje es definir la familia escatológica, no excluir a la familia física”. (VARIOS, María en el Nuevo Testamento. Ed. Sígueme, Salamanca, 1982, pg 52.


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