TRISTE ES LA SOLEDAD, ALEGRE LA COMPAÑÍA; LA TUYA SERÁ PERFECTA SI TE ACOMPAÑA MARÍA.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

5.- MARÍA EN EL ANTIGUO TESTAMENTO


Los libros del Antiguo Testamento describen la historia de la salvación, en la cual se prepara, paso a paso, el advenimiento de Cristo al mundo. Estos primeros documentos, tal como son leídos en la Iglesia y son entendidos bajo la luz de una ulterior y más plena revelación, cada vez con mayor claridad iluminan la figura de la mujer Madre del Redentor; ella misma, bajo esta luz es insinuada proféticamente en la promesa de victoria sobre la serpiente, (Gen 3,15). Así también, ella es la virgen que concebirá y dará a luz un Hijo cuyo nombre será Enmanuel (Is 7,14). (LG 55).
INTRODUCCIÓN: Según este texto conciliar, en los pasajes bíblicos citados, no aparece por sí misma la figura de María. Es necesario recurrir a la interpretación que de ellos hace la Iglesia, que es una revelación posterior y plena. El Concilio justifica las afirmaciones siguientes: María bosquejada en Gen 3,15 e identificación de María con la virgen de Isaías 7,14.

¿Qué se entiende por los sentidos bíblicos literal y espiritual?

Sentido literal, verbal o histórico, es el que tienen las palabras del texto en su significado obvio, conforme con las leyes ordinarias del lenguaje humano, de acuerdo con la mentalidad y la cultura del escritor sagrado. Es un sentido objetivo, ajeno la particular interpretación del lector.
Es sentido literal propio si está expuesto en lenguaje llano y directo, y sentido literal impropio si lo hace en metáforas.

Sentido espiritual es el que encierra la intención del autor principal (el Espíritu Santo), que lo introdujo en el texto al margen del autor secundario (el escritor humano), el cual se atiene sólo al sentido literal. 

El sentido espiritual es típico si se expresa mediante figuras o realidades históricas que simbolizan personas o hechos futuros, dentro de la unidad del plan salvífico de Dios; es pleno si se expresa con palabras.
El sentido espiritual aflora a la luz de sucesivas lecturas de un texto hechas por las fuentes de la revelación, junto a otros pasajes de la Escritura, o por la Tradición eclesial. 
El sentido espiritual de cualquier texto bíblico debe estar en armonía con el de todos los demás, porque toda la Sda. Escritura tiene una unidad espiritual. Esta armonía ha sido siempre puesta al descubierto por la Tradición de la Iglesia.

MARIA BOSQUEJADA EN GENESIS 3,15.


“(15 a)Pondré enemistad entre ti y la mujer, 

(15 b ) entre tu linaje y el suyo, 
(15 c) él te pisará la cabeza,  
(15 d) tú acecharás su calcañar”. 
He hecho la división del versículo 15 en cuatro partes con el fin de facilitar su comprensión y sentido.

Para descubrir a María en cualquier pasaje del Antiguo Testamento hay que descubrir allí antes a Cristo, porque sólo en la unión con Cristo se advierte la presencia de María. Si un texto no es mesiánico tampoco lo será mariológico


Sentido mesiánico

Se trata de un enfrentamiento entre dos poderes. La oposición es entre dos individuos, la serpiente y la mujer, Eva  (15a)
La oposición continúa entre dos colectividades, el linaje de la serpiente contra el linaje de la mujer (15 b).
Y concluye entre dos individuos, él (15 c) y(15 d).

El sentido mesiánico se descubre al predecir explícitamente la victoria del bien sobre el mal, realizada por un individuo, descendiente del linaje de la mujer: el Mesías.


El antagonismo de dos poderes que se enfrentan es un esbozo de la historia de la salvación, cuyos hechos entrelazados en un plan salvador victorioso conducen al Mesías libertador. En la perspectiva del autor sagrado hay una victoria, sin fecha, a conseguir por un libertador especial, llamado Mesías.

La promesa hecha por Dios a Adán en el paraíso se repite a Abraham (Gen 12,1s), Isaac (Gen 26,2-5), Jacob (Gen 28,13-15) y Moisés (Ex 3). Es la promesa de una tierra, un reino, una protección, una bendición y una salvación en un Mesías libertador. Con la luz del Nuevo Testamento se nos revela que Cristo es el Mesías vencedor.

Sentido mariológico


Llama la atención la importancia que se da a la mujer en la enemistad con el mal y su participación en la victoria. El énfasis puesto en este tema desborda la significación atribuida a Eva por la Sda. Escritura en la Historia de la Salvación.

Esto lleva a concluir que hay que distinguir dos planos: uno literal, en el que se apunta a Eva; otro espiritual, en el que se alude o prefigura a otra mujer cuyo papel en la lucha contra el mal será verdaderamente relevante.
Cuando se cumple la promesa en el N.T. encontramos una mujer, María, llena de gracia, al lado del Redentor; esa mujer es María, prefigurada en sentido espiritual típico en Gen 3, 15. 
Ya desde el siglo II los santos Padres establecieron el doble paralelismo de Adán con Cristo y Eva con María.


Identificación de María con la virgen de Isaías 7, 14.
“He aquí que una virgen concebirá y parirá un hijo y le llamará Enmanuel” (Is 7,14).

Marco histórico: Por los años 734-732 a.C. los reyes de Siria y Samaria deben pagar un gran tributo al rey de Asiria; no pueden pagarlo, por lo que hacen una coalición a la que invitan al rey de Judá, Ajaz; éste se niega y es atacado su reino. Ajaz pide ayuda al rey de Asiria,  y como consecuencia el reino de Judá se convierte en vasallo de Asiria y adquieren influencia las ideas paganas en la religión de Israel.
Yahvé manda al profeta Isaías que diga al rey que no hay nada que temer y le exhorte a poner su confianza en Dios y a pedirle una señal milagrosa de esa voluntad de Dios. Ajaz rehúsa, pero, a pesar de todo, Dios le da la señal: “Una virgen concebirá y dará a luz un niño”.

La profecía es una afirmación de la fe en un Dios salvador que proclama el profeta Isaías ante la corte de Ajaz. 
La solemnidad de la proclamación y, sobre todo, la presencia del nombre de Enmanuel hacen suponer que la profecía va más allá del sentido literal y que apunta a un rey futuro a través del cual Dios culminará su presencia en medio de su pueblo. Isaías expresa una esperanza y  en el Nuevo Testamento se confirma esa esperanza: San Mateo, en su evangelio (1, 23) aplica la profecía a Cristo y a María: Enmanuel es Cristo y la virgen madre es María.
Esta misma interpretación ha permanecido a lo largo de la historia de la Iglesia, desde los primeros siglos hasta nuestros días.

Isaías dice: “Porque nos ha nacido un niño, nos ha sido dado un hijo que tiene sobre los hombros la soberanía y que se llamará maravilloso consejero, Dios fuerte, Padre sempiterno, Príncipe de la paz” (Is 8,6). Estos atributos cantan a un rey ideal que se espera en el futuro.
Los autores sagrados identifican el Enmanuel del cap. 7 con el niño de los cap. 8 y 11. Los atributos que el profeta atribuye al niño expresan la idea tan alta que Dios le había comunicado. Tales atributos tocan lo divino y su pleno sentido queda aclarado por la revelación del N.T.

El texto emplea la palabra ALMAH para designar a la madre del Enmanuel. El significado de almah, en el A.T., es el de “joven virgen”. El signo anunciado por Isaías al rey Ajaz podría ser el nacimiento del Mesías, sin más; pero, por el significado de almah, también se puede concluir que el componente esencial del signo es la maternidad virginal.

CONCLUSIONES:
Parece que hay que descartar de los textos del A.T. cualquier sentido mariano literal, sea propio o impropio, porque en la mentalidad del hagiógrafo no pudo estar María, ni explícita ni implícitamente.
María sólo está, en el A.T., en sentido espiritual típico o pleno. Así lo confirma el C.Vaticano II que alude al sentido pleno cuando descubre la presencia de María en el A.T. “a la luz de una ulterior y más plena revelación” (LG 55).
Esta revelación plena de los contenidos espirituales del A.T. se logra por otros textos de la Sagrada Escritura, en este caso por Mt 1,23 que interpreta la profecía de Isaías 7,14. También la Tradición eclesial: el pueblo cristiano, los Santos Padres, el Magisterio de la Iglesia y los teólogos, ha manifestado el sentido de la revelación plena de dichos textos véterotestamentarios.





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