TRISTE ES LA SOLEDAD, ALEGRE LA COMPAÑÍA; LA TUYA SERÁ PERFECTA SI TE ACOMPAÑA MARÍA.

sábado, 10 de septiembre de 2011

18.- MARÍA EN EL EVANGELIO DE SAN JUAN

Introducción: Juan es el evangelista teólogo que, basándose en acontecimientos históricos, busca el significado que la fe descubre en la historia. El simbolismo de Juan no se superpone a la historia, sino que es la dimensión teológica profunda que él da a esos sucesos reales. 
En el evangelio de Juan, María aparece en dos relatos: las bodas de Caná y junto a la cruz de Jesús. Ambos relatos están encuadrados en “la hora de Jesús”, y en ambos se repiten los términos “mujer” y “madre de Jesús”, lo que parece indicar que San Juan los considera complementarios.

Las bodas de Caná (Jn 2, 1-11).El relato se sitúa al final de una semana de apostolado para presentar a Jesús: Se desvela la personalidad divino – humana de Cristo (1, 18); primer testimonio de Juan el Bautista (1, 19 –28); segundo testimonio (1, 29 – 34); tercer testimonio y vocación de los primeros discípulos (1, 35 – 42), vocación de Felipe y Natanael (1, 43 – 51) y las bodas de Caná (2, 1-11)

La súplica de María: “No tienen vino”.
¿Por qué se dirige María a Jesús?. Él tampoco tenía vino ni dinero para comprarlo; sabemos la penuria que le acompañó durante su vida. Esto nos lleva a pensar que María tiene conciencia de que Jesús puede "hacer algo” y le suplica que use su poder para evitar el bochorno de los esposos.
La respuesta de Jesús: “Mujer ¿qué nos va a mí y a ti? Todavía no ha llegado mi hora”.

¿Por qué la emplea Jesús la palabra “mujer”?
Es algo sorprendente, ya que los judíos no usaban esta palabra para designar a la madre, sino el término arameo Inma. San Juan pone también, en labios de Jesús agonizante, la palabra “mujer”, lo que aumenta la extrañeza, pero que da pie a pensar que lo hace intencionadamente para establecer el puente de unión entre ambas escenas de la vida de Jesús. 
Con la palabra “mujer” Jesús querría indicar que la relación biológica entre la madre y el hijo pasa a segundo término, situando a María en un plano que trasciende el puramente familiar. Éste sería el plano universal y representativo de María.
María ha estado, durante treinta años, en su papel de madre biológica; en el momento de las bodas de Caná, Jesús la invita a prepararse para asumir un nuevo rol, para dejar en segundo término el plano de la familia terrena y aceptar el plano de la familia espiritual, trascendente y universal. De momento, María seguirá en la penumbra; pero, cuando llegue la hora de Jesús, es decir, la hora de su pasión, muerte y resurrección, Ella también tendrá su hora y, a través del dolor, su misión de Madre espiritual brillará ante todas las naciones con destellos imperecederos.

¿Qué nos va a mí y a ti?
Algunos han querido ver aquí una cierta oposición, durante la vida pública, entre Jesús y María.
La interpretación más conforme con  parece ser ésta: “¿Qué nos importa a nosotros este asunto?” El distanciamiento no es entre la madre y el hijo sino de los dos con un asunto que no les concierne. ¿Cuál? A primera vista, la falta de vino. Pero la insistencia de María, hasta obtener el milagro, induce a pensar que a Ella sí que le importaba el asunto. Tampoco en Jesús hay una resistencia total,  puesto que, hace el milagro.
Se interpreta que Jesús invita a María a comprender los diferentes planos de su actuación, el familiar y el ministerial. De hecho, con este milagro empieza el plano ministerial de Jesús.
Esta interpretación se refuerza con el empleo de la palabra “mujer” en lugar de madre. El asunto del que debe desprenderse María pertenece al plano familiar y María debe pasar del plano de la intimidad familiar al plano de la salvación que inaugura el ministerio público de Jesús, en las bodas de Caná.

Todavía no ha llegado mi hora”
¿Qué entendemos por “la hora de Jesús? Una primera interpretación sería la hora de empezar su ministerio público. Ante el ruego de su madre, Jesús adelanta el comienzo de su ministerio. Esta interpretación sencilla tiene una grave dificultad: Juan dice, varias veces, en su evangelio, que no ha llegado la hora de Jesús.
Por ejemplo: “Buscaban para prenderle, pero nadie le ponía las manos, porque aún no había llegado su hora” (Jn 7,30).
Jesús les contestó: Ha llegado la hora en que el hijo del hombre será glorificado (8,20)
Ahora mi alma está turbada ¿Y qué diré? ¿Padrelíbrame de esta hora? Mas para esto he venido yo a esta hora” (8, 27)
Antes de la fiesta de , viendo Jesús que llegaba su hora de pasar de este mundo al Padre...” (13, 1)
Levantando sus ojos al cielo, dijo Jesús: Padre, llegó la hora; glorifica a tu Hijo para que el Hijo te glorifique” (17, 1)
Podemos concluir que la hora de Jesús” es una expresión propia de San Juan para indicar la pasión, muerte y resurrección de Jesús consideradas como un solo acontecimiento en el que se manifiesta la gloria de Jesús.

¿Qué relación tiene el acontecimiento de la pasión, muerte y resurrección con la boda de Caná?
En Caná, Jesús quiere dar a entender a María que va a empezare su vida pública, la cual le exige plena dedicación a las cosas del Padre, que Ella debe permanecer en la penumbra hasta que llegue “la hora”, es decir, el momento cumbre de la glorificación en el dolor.
El vino nuevo de la boda es el símbolo del amor de Jesús que derrama su sangre como sello de la nueva alianza entre Dios y el hombre. Cuando llegue esa hora tendrá María un puesto al lado de su hijo y un puesto eminente en la nueva comunidad. El milagro de Caná está orientado a la manifestación de la gloria de Jesús, cuyo fruto es la constitución de la primera comunidad de creyentes.




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