TRISTE ES LA SOLEDAD, ALEGRE LA COMPAÑÍA; LA TUYA SERÁ PERFECTA SI TE ACOMPAÑA MARÍA.

sábado, 10 de septiembre de 2011

40.- UNA MIRADA AL INTERIOR

   Lectura: “Subió Jesús a una de las barcas, que era la de Simón, y le rogó que se apartase un poco de tierra, y sentándose, enseñaba desde la barca a la muchedumbre.. Cuando cesó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro y echad las redes para la pesca. Simón le contestó y dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando y no hemos pescado nada, mas porque tú lo dices echaré las redes. Haciéndolo, capturaron tal cantidad de peces que las redes se rompían” (Lc 5, 3-6)                         
Introducción:  
La interiorización es “bogar mar adentro, echar las redes para pescar y sacarlas con gran cantidad de peces”. Aplicando esta frase a la vida espiritual, podemos traducirla así: “Entra en tu interior, encuentra los inmensos tesoros allí depositados y apóyate en ellos para producir frutos de vida eterna”. Es lo que vamos a intentar en esta reflexión.

1.- El ser humano desfondado
Ante el rompecabezas del mundo, ante la sociedad que persigue el bienestar inmediato y puramente material, y ante la velocidad de los sucesos, algunos tan horrendos que carecemos de calificativos para nombrarlos, el ser humano se siente desfondado en su impotencia y carga sobre sus espaldas el peso del fracaso. Y es que las personas no hemos evolucionado, no hemos crecido al ritmo de los acontecimientos, de la ciencia y de la técnica. Por eso nos sentimos desfasados.
   1.1.- Un remedio para tanto fracaso. Para remediar el desfase, no basta aumentar los conocimientos con cursos de formación, crear nuevas técnicas y ponerlas al servicio del hombre. No basta, porque es el ser humano el que debe crecer y desarrollarse. En los últimos tiempos ha quedado estancado su crecimiento, es más, en gran parte, ha retrocedido con la etiqueta de un falso progreso.
Para cambiar el rumbo es imprescindible caer en la cuenta del error cometido y ponerse manos a la obra para invertir el sentido.

2.- Un camino apto para lograr el cambio es dotar al ser humano de una profunda espiritualidad.
La vida espiritual no es una huída de ti mismo, es buscar en lo más recóndito de tu ser los tesoros que guarda tu habitación interior. ¿Qué tesoros son esos? Veamos:
    2.1.- Ahí estás tú: Tu personalidad, tu forma de ser, tus raíces, tus valores humanos y cristianos, tus virtudes y cualidades, tus vicios y defectos, tus recuerdos, tus logros y tus fracasos, tus metas conseguidas y tus desengaños, tus deseos, afectos e ilusiones; en definitiva, todo lo que te ha impulsado e impulsa a vivir.
Si te das un paseo por tu habitación secreta te vas a tropezar con lo mejor y con lo peor de ti mismo; quédate con la bueno, sé positivo y optimista, pide perdón a Dios por lo malo y apóyate en lo bueno para mejorar el momento presente.
    2.2.- Ahí están tus seres queridos: Tus padres, tu esposo o esposa, tus hijos, tus hermanos y demás familiares.
La película de tu vida está llena de secuencias pasadas con cada uno de ellos. Con los que se fueron ya está filmada la última, con los demás sigues filmando...En tu película hay escenas muy felices y algunas que quisieras borrar; pero, sin duda, predominan los momentos alegres, llenos de intimidad, de afecto y de amor. Estos son, en definitiva, los que cuentan, los que han creado lazos muy fuertes con tus seres queridos. Tienes un gran caudal a tu servicio.
   2.3.- Ahí están tus amigos: Los de tu infancia, adolescencia y edad adulta. Los que permanecieron fieles y los que no lo fueron. Todos ocupan un lugar en tu interior y de todos pueden aprender.
    2.4.- Ahí está tu prójimo. Nombre común para designar a todos los humanos; ahí están, en la cercanía o en la distancia, en la fraternidad o en la indiferencia.
Todos esperan que descubras en ellos el rostro, la huella de Dios, que traspases lo que ves con tus ojos de carne y penetres en sus pensamientos, circules por los recovecos de sus almas y, llegando a su habitación secreta, te topes, sorprendido, con Dios, que vive en el interior de todos los seres humanos.
Por otra parte, cada ser humano es como un fragmento diferente de un gran puzle cuya figura sólo aparece cuando se colocan ordenadamente todos los fragmentos. En el puzle de la humanidad la imagen escondida es la de Dios, presente en cada uno de los corazones humanos.
    2.5.- Ahí está tu Madre espiritual. María, la Madre del Señor, la que te tomó a ti como hijo cuando dijo sí a la maternidad anunciada por el ángel, la que no te rechazó a pesar de los muchos dolores que le has costado, la que te ama con amor de madre y procura tu bien desde su gloria.
Repasa tu piedad hacia María, ámala con amor de hijo e imítala en tu caminar por la vida. Camina a su lado, de su mano y ten por seguro que Ella te llevará a Jesús
    2.6.- Ahí está Jesús: El hijo de María, el Verbo de Dios encarnado, el que te ha enseñado que Dios es Amor, que es tu Padre y que te ama, el que te ha redimido y te ofrece la posibilidad de gozar de la presencia de Dios en la eternidad.
Jesús debe ser el centro de tu vida espiritual; Él se quedó en la Eucaristía para ser tu alimento, tu amigo, confidente y compañero de viaje. No estás solo, no tengas miedo a la vida. Jesús es la Vida, procura que sea tu vida.
    2.7. Ahí está Dios. Dios vive en la habitación secreta de tu interior, esperando que le visites, le hables y le cuentes tus cosas. Él está ahí y estará siempre, aunque tú no te des cuenta.
Dios es el amante que quiere ser amado; el amigo fiel que pasa inadvertido y con el que siempre puedes contar; su amistad sobrepasa tu fragilidad y tus limitaciones humanas; Dios te quiere en tus dudas, te fortalece en tus debilidades y te ofrece siempre el calor de su corazón de Padre.
El gran secreto de todo ser humano es descubrir la presencia de Dios en la habitación más íntima de su ser. Presencia que, unas veces, será luminosa y radiante; otras, obscura y callada; siempre, oculta a los sentidos del cuerpo, pero visible y apasionante a los ojos y oídos de la fe.
No olvides aquello de Santa teresa de Jesús:” Quien a Dios tiene, nada le falta; sólo Dios basta”.

3.- Este es el tesoro que guardas en tu interior que traza una línea de espiritualidad cristiana capaz de satisfacer al hombre y a la mujer del siglo XXI. Su puesta en práctica revaloriza al ser humano y le lanza a las insondables profundidades de Dios.
En la naturaleza hay, también, belleza, paz y armonía que debes descubrir y remitir como a su fuente, a la belleza, la paz y la armonía de Dios. Dios, en Jesucristo tu alfa y tu omega, tu principio y tu fin.

           ¡HASTA SIEMPRE, AMIGOS LECTORES!

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