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sábado, 10 de septiembre de 2011

28.- LA VIRGINIDAD COMO SIGNO (III)


Introducción: Vamos a estudiar los tiempos segundo y el tercero de la virginidad de María, es decir, el nacimiento virginal de Cristo y la virginidad perpetua de su Madre.

NACIMIENTO VIRGINAL DE CRISTO.
Los símbolos usan la expresión La siempre virgen María, atestiguando la fe de sus autores en la virginidad de María, antes, en y después del parto. 

¿Cómo fue el parto de María? 
¿Fue natural y, no obstante, virginal? ¿Fue milagroso?

¿Qué dice la Sagrada Escritura? 
El Nuevo Testamento no da ninguna pista para solucionar la dificultad. San Lucas y San Mateo se contentan con dar testimonio de la concepción virginal, pero nada dicen acerca de cómo fue el parto.
Algunos han visto en la profecía de Isaías 7,14 la predicción no sólo de la concepción virginal, sino también del parto virginal, en sentido milagroso, quedando intacta la integridad física de María.
En todo el ambiente judaico, tanto bíblico como extrabíblico, no se interpreta la profecía como el anuncio de una concepción virginal, mucho menos de un parto virginal. La profecía no es el origen del hecho de la concepción virginal, sino que es la concepción virginal, conocida por San Mateo y los cristianos de los primeros tiempos, la que origina que se interprete así la profecía.

¿Qué dice la Tradición?
Hasta bien entrado el siglo III no hay unanimidad de criterio entre los teólogos sobre el parto virginal.
Clemente de Alejandría lo admite, pero indica que otros piensan lo contrario. 
Tertuliano dice que la concepción virginal es de tradición apostólica, pero que el parto fue normal.
A finales del siglo IV se produce en Roma una gran discusión sobre el valor de la virginidad y el del matrimonio. Los defensores de la supremacía de la virginidad se apoyan en el argumento, tan socorrido, de “María, la siempre virgen”. Joviniano equipara virginidad y matrimonio y niega la virginidad de María en el parto.
El año 393, San Ambrosio convoca un Sínodo en Milán; en él es condenado Joviniano porque su doctrina atenta contra el símbolo apostólico: “Nacido de la virgen María”, confirmando que en las Iglesias representadas en el sínodo era una verdad de fe el parto virginal de María, en el sentido de su integridad física.
San Agustín sostiene que la fe de la Iglesia ha mantenido estos dos elementos: integridad de la madre en el parto y realidad física del cuerpo del  Hijo.
El Papa San León Magno, 60 años después del Sínodo de Milán repetía la misma enseñanza: “Fue concebido del Espíritu Santo en el seno de la virgen madre que le dio a luz quedando intacta su virginidad, como había quedado intacta al concebirlo”.
El Concilio de Letrán en el año 649, dice, en el canon 3º:     “.. le engendró, permaneciendo ella, aun después del parto, en su virginidad”.
El Concilio Vaticano II se hace eco de la doctrina de San Ambrosio, San Agustín, San León Magno, del Sínodo de Milán y del Concilio de Letrán, con estas palabras: “.. su Hijo primogénito que lejos de disminuir consagró su integridad virginal” (LG 57)

VIRGINIDAD PERPETUA DE MARIA
¿Tuvo María relaciones maritales con José después del nacimiento de Jesús? La pregunta está planteada por la diversa interpretación de estos tres textos de la Sagrada Escritura:

Primero: Mateo 1,25: No la conoció hasta que dio a luz a su hijo” Según algunos, este versículo da a entender que, nacido Jesús, María y José tuvieron relaciones maritales. Si se añade que el mismo evangelista, en 12,46 habla de los “hermanos “ de Jesús, esta interpretación toma más fuerza.
Crítica: La intención de San Mateo, en todo el texto sobre el nacimiento de Jesús (1, 18-25) está centrada en dar testimonio de que Jesús fue concebido por obra del Espíritu Santo, sin concurso de varón. Lo que sucedió después del nacimiento no entra en su perspectiva, él constata que hasta ese momento no hubo relaciones sexuales, pero no indica, ni siquiera implícitamente, que las hubiera después.

Segundo: Lucas 2, 7: “.. y dio a luz a su hijo primogénito”. Comentan algunos: Si Jesús fue el primogénito, es que después tuvo más hijos.
Crítica: El vocablo “primogénito” no implica que haya más hijos. El griego prototokon y el hebreo bekor indican el primer hijo de una madre, el cual pertenece a Dios y debe ser rescatado (Ex 13, 2). Primogénito tiene un sentido técnico legal y se aplica al primer hijo que nace, haya o no otros que nazcan después.

Tercero: Los “hermanos” de Jesús. Aparecen en: Mt 12, 46 y 13, 55; Mc3, 31 y 6, 3; Lc 8, 19; Jn 2, 12 y 7,3.5; Hech 1, 14; 1 Cor 9,5 y Gal 1, 19.
Basándose en la expresión “hermanos de Jesús”, algunos han atacado la virginidad de María después del parto.
Crítica: La palabra “hermano” es traducción de la griega adelfos y de la hebrea ah que puede significar hermano carnal, primo o pariente, ya que en hebreo y en arameo no hay término para decir primo.
A Lot se le llama “hermano de Abraham” (Gen 14, 14) cuando realmente es su sobrino (Gen 12, 5); a Jacob se le llama “hermano de Labán” (Gen 29, 15, y realmente era su tío (Gen 29, 13) porque Labán era hermano de Rebeca, madre de Jacob (Gen 25, 20).
Nada tiene de extraño que, en las catequesis del primer siglo, se llamase hermanos a los primos y parientes de Jesús y que los traductores lo tradujesen por adelfos.
Por otra parte, nada hay que sugiera que María tuvo otros hijos, además de Jesús. Al contrario, todos los indicios prueban que no los tuvo.

En Mc 6, 3 se llama a Jesús “ho Hiyios Marias”: el Hijo de María. En el supuesto de más hijos, Jesús no sería el hijo, sino un hijo de María. El artículo determinado, en griego y en español, indica unicidad; en consecuencia, la palabra “hermano” en este versículo no se entiende si no es traducida por primo o pariente.

Hay una pista segura de solución: Los llamados “hermanos” de Jesús, según Mt 13, 55 son Santiago y José, Simón y Judas.
Santiago y José son hijos de María la de Cleofás (Mc 15, 40) Esta María pudo ser hermana de la Virgen; en cuyo caso, Santiago y José serían primos de Jesús y no hermanos en sentido estricto. 
En Mt 27, 55-56 se lee: “Había allí muchas mujeres que habían seguido a Jesús para servirle, entre ellas María Magdalena y María la madre de Santiago”. Que esta María, madre de Santiago y de  José no es María, la madre de Jesús, lo aclara San Juan, 19,25, cuando dice: “Estaban junto a la cruz de Jesús su Madre, y la hermana de su madre María la de Cleofás y María Magdalena”. 
Con esto sabemos que María la de Cleofás era pariente de la Virgen María, sin determinar el grado de parentesco, pudo ser hermana, prima o cualquier otro.
Además, y por último, no se comprende que Jesús encomiende a su madre a San Juan teniendo otros hermanos, está fuera de toda lógica.
 
¿Qué dice la Tradición respecto a la virginidad perpetua de María?
Hasta el siglo V no es uniforme la doctrina de la Iglesia, tal como la conocemos por los escritos de los Padres.  
A mediados del siglo IV hay autores que afirman que Jesús tuvo hermanos carnales. Entre los cristianos de Arabia se había difundido esta idea y San Epifanio les escribió diciéndoles que tal opinión había sido condenada por un predecesor suyo y que él la consideraba herética.
A partir del siglo V, constantemente se ha afirmado en la Iglesia la virginidad perpetua de María.

¿Qué sentido tiene la virginidad perpetua?
Su sentido hay que buscarlo en la consagración virginal. María, en virtud de la llamada de Dios, vivió toda entera para Jesús y su obra. La virginidad de María, como toda virginidad auténtica, es una respuesta a la invitación de Dios para vivir el amor hacia Él de forma total. 
María, la toda santa, poseyó, desde el principio, la plenitud del Espíritu que le hizo sentir fuertemente el amor de Dios y se entregó a Él sin reservas, en una consagración virginal, la cual no debe entenderse como una valoración positiva de la inactividad sexual, ni como desprecio del sexo, ni como infravaloración del matrimonio, sino como la entrega a algo mejor.



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